Está formada por una gran nave indistrial que sirve de almacenaje de las bebidas de la compañía (Heineken, Cruzcampo, Amstel, Buckler, Trina, Lanjarón, Spirit, La Casera...) y a un lateral de ésta se encuentran las oficinas. Éstas tienen varios accesos, el principal es directamente desde la calle. El diseño es moderno, de líneas minimalistas, un espacio diáfano donde predomina el cristal transparente que muestra transparencia, cercanía y modernidad. Los colores utilizados para paredes y mobiliario son el rojo y el blanco que son colores de la imagen corporativa de la empresa Carbonell.
Fiesta de inauguración:
A partir de las 19'00 las personas invitadas (aproximadamente 200) comenzaron a llegar al lugar. En las oficinas se econtraban 3 azafatas de imagen para mostrar a los invitados las instalaciones divididas en tres plantas: recepción, sala de juntas, despachos de directivos...
Después los invitados se dirigían a la nave donde había preparado numerosas mesas redondas con un aperitivo y otras 4 azafatas servían cervezas para todos. Sobre las 20:00 horas los directivos de la empresa hicieron un discurso en un pequeño escenario que se había montado para la ocasión, quedando así inaugurada oficialmente la planta de almacenaje. Mientras en los exteriores de la nave se estaba preparando una paella gigante para todos.
Cuando estuvo lista la paella se repartió a los invitados para cenar. Al terminar había dulces de postre y a las 22:00 horas se dio por terminada la celebración.
Estrategia: Este acto de RRPP se preparó para que la empresa se diera a conocer. Invitaron a empresarios de la zona del sector de la restauración y grandes empresas, así como a amigos y vecinos de Carlet y pueblos de alrededores. Las 7 azafatas de imagen estaban uniformadas con traje chaqueta y camisetas con los logotipos de las bebidas de la compañía y se mostraban en todo momento sonrientes y amables para dar una buena imagen de la empresa, ya que eran la única muestra visual de las marcas.
Crítica: El frio fue el principal fallo. Era una nave industrial muy grande con todas las puertas abiertas y la temperatura a lo largo de la celebración estuvo alrededor de los 2 grados. La gente no pudo sentirse muy cómoda porque no se podían quitar la ropa de abrigo y para comer también era incómodo porque las manos se helaban. La solución hubiera sido preveer que a estas alturas del año y a esas horas iba a hacer frío y haberlo tenido en cuenta para poner estufas de exterior (las "setas" de las terrazas de los bares). Eso provocó que mucha gente se fuera pronto a casa sin esperar a que estuviera lista la paella.
Otra crítica es que hacer paellas gigantes se está poniendo tanto de moda que ya es una cosa poco original. Parece que cualquier tipo de celebración, si no tiene una paella gigante de por medio, no es una celebración. Habría que pensar cosas más originales para diferenciarse.
